Por Rogelio Rivera Melo.
El día 21 de febrero de 2017, un expresidente mexicano no pudo abordar un avión a La Habana. El mismo día, pero 104 años antes, el gobierno cubano hacía hasta lo imposible para que otro expresidente mexicano llegara sano y salvo a la isla caribeña. Ese tampoco pudo abordar el barco.
El pasado martes, Felipe Calderón, presidente de México de 2006 a 2012, se trasladaría a Cuba para hacer presencia en la entrega del premio Oswaldo Payá, en conmemoración del aniversario luctuoso de ese activista y líder de la oposición al régimen castrista, fundador del Proyecto Varela y ganador del Premio Andrei Sajarov a los Derechos Humanos.
En 1913, el señor Manuel Márquez Sterling, embajador de Cuba en México, al saber que el general Victoriano Huerta había encabezado un golpe de estado en contra del presidente Francisco I. Madero, realizó las gestiones necesarias para garantizar la seguridad de éste, ofreciendo al depuesto mandatario y al exvicepresidente Pino Suárez la opción de un exilio en la isla.
La valentía del cubano fue grande; incluso cuando Madero y Suárez estaban cautivos en el Palacio Nacional, Márquez se ofreció a acompañarlos durante la noche para salvaguardar la integridad de los presos. Suponía que podría conducirlos hasta Veracruz para abordar un barco que los llevara a La Habana.

Manuel Márquez Sterling, embajador de Cuba en México.
Al final, ninguno de los dos expresidentes logró llegar a Cuba. A Calderón, los encargados de inmigración le notificaron que, por disposición del gobierno cubano, no estaba autorizado para entrar a Cuba. Madero y Suárez fueron asesinados a tiros por matones de Huerta la noche del 22 de febrero de 1913.
Al gobierno de Raúl Castro, presidente cubano, no le pareció muy buena idea que un expresidente fuera a conmemorar la muerte de uno de los más grandes detractores del régimen castrista. Al gobierno de Victoriano Huerta, tampoco le sentó muy bien la idea de tener a un expresidente mexicano exiliado en la isla.
Supongo que a los dos expresidentes mexicanos no les hizo nada de gracia no poder llegar a Cuba. Así como a otro expresidente, Fidel Castro, tampoco le causó mucho gusto cuando otro expresidente de México, el folclórico Vicente Fox (de extracción panista, tal como Calderón) le comunicó que estaba invitado a la Cumbre de la ONU en Monterrey, pero solamente para la comida…
Tal parece que un «comes y te vas» en contra de los Castro no se olvida. Madero y Calderón no llegaron ni a la comida.
Creo que a las relaciones exteriores de México les falta un poquito más de astucia.
Veremos.