Alguna vez me dijeron que el jazz no es fácil de escuchar por la simple razón de que es la música de una cultura majestuosa pero oprimida que tuvo que alzar la voz, gritar para que se le reconociera.
El jazz es difícil de escuchar por que es una música de revolución y la revolución no les gusta a todos.
«El jazz puso música al valor que impulsó el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, y sigue siendo una fuente de inspiración para millones de personas de todo el mundo que buscan la libertad y luchan por el respeto y la dignidad humana».
Mensaje de la Sra. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO,
con motivo del Día Internacional del Jazz, 30 de abril de 2016.
«El jazz evoca el poder de la música para construir la paz y reunir a personas de todas las culturas y orígenes. La historia del jazz se asienta en una prodigiosa mezcla de pueblos y culturas, de África, Europa y el Caribe. El jazz puso música al valor que impulsó el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos, y sigue siendo una fuente de inspiración para millones de personas de todo el mundo que buscan la libertad y luchan por el respeto y la dignidad humana».
Esa mezcla de pueblos y culturas es la que hace posible que nos deleitemos con la música de autores e intérpretes legendarios como Ray Charles, Miles Davies, Duke Ellington, Chet Baker, Thelonius Monk, Django Reinhardt, Amy Winehouse, la familia Marsalis, Stanley Clark…
Mientras haya revolución habrá jazz… Aún hay jazz para todo. Hay jazz para todos.