Por Rogelio Rivera Melo
Ese grito me pone de malas. Y más cuando los que lo emiten «por convivir», «por tradición», «por costumbre» tratan de justificarlo de cualquier manera. Es un insulto. Es homofobia. Y no. Eso no es fútbol.
De unos años para acá, en los partidos de fútbol mexicano se popularizó gritarle al portero del equipo rival cada vez que despeja el balón durante un saque de meta. A mi parecer, el grito es una de las aberraciones sociales más representativas de lo que sucede en México: Alguien insulta a alguien más «por convivir», «por tradición», «por juego». El otro no puede ofenderse porque es un juego y el emisor del insulto no lo considera como tal. La violencia sexual no lo es. Y los niños aprenden eso: Usar un apelativo homofóbico es una broma simpática tradicional que se transmite en cadena nacional y se ha internacionalizado. Ese es México.
La Federación Mexicana de Fútbol ha tomado cartas en el asunto. Recién lanzó una campaña llamada «Abrazados por el Fútbol«, con el fin de convocar y concientizar a aficionados, jugadores, cuerpos técnicos, directivos, marcas y asociaciones para convertirse en una sola voz que hable de respeto e inclusión y no juzgue, predique o censure.
Aquí las declaraciones de Guillermo Cantú, presidente de la FMF, sobre la temática y los alcances esperados de esta campaña: Entrevista a FMF por Abrazados por el fútbol
A la campaña ya se han unido varios equipos (Cruz Azul abraza el fútbol) y se han pronunciado otros tantos jugadores de fútbol. Pero aún está por verse el éxito de «Abrazados por el Fútbol». Y eso será en los partidos cuando al despejar el balón, los aficionados (esos que son «decentes y educados») encuentren algún otro modo de expresar su decencia y educación.
Veremos.
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