Por Rocío Sánchez

Hace poco vi en Internet un video titulado “Técnicas de masturbación femenina”. Me sorprendió ver que fue elaborado por alumnas de la carrera de enfermería de la Universidad Rey Juan Carlos, en España. Ellas usaron un modelo anatómico (quizás es un juguete sexual, no estoy segura) y mostraron con sus propias manos unas ocho o diez formas de estimular el clítoris y el orificio vaginal.
Es fascinante que las nuevas tecnologías permitan este tipo de videos educativos, pues hasta ahora el único “apoyo visual” que se tenía para temas como este era la pornografía que, como sabemos, a veces se aleja demasiado de la realidad.
Así, aunque la sexualidad es algo con lo que la humanidad ha vivido y convivido, hoy en día sabemos muy poco sobre cómo ejercerla plenamente. Lo elemental es instintivo, claro está, pero si la naturaleza nos dio un cerebro complejo capaz de razonar, interpretar y crear, sería malagradecido de nuestra parte quedarnos con lo instintivo. En esta necesidad de aprendizaje y en la búsqueda de placer vio su oportunidad el sex coaching.
Como lo dice una de las instituciones que se dedica a su enseñanza, Sex Coach U, esta disciplina es el matrimonio entre el coaching (término surgido en el ámbito empresarial) y la sexología clínica. Pero, ¿qué es el coaching? De acuerdo con la Federación Internacional de Coaching (la traducción más cercana podría ser “asesoría”) se trata de un servicio profesional que se basa en una relación continuada, la cual ayuda a que las personas produzcan resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones.
Partiendo de esto, el sex coaching se enfoca a potenciar las capacidades de las personas para conseguir el bienestar sexual. Un coach sexual, entonces, es aquella persona que nos orienta, acompaña y apoya en el proceso de mejorar la vida erótica. En México, al parecer, aún no se ha difundido este tipo de figura, pero aquellos profesionales de la salud que quieran capacitarse como tales, pueden hacerlo en línea (de nuevo, ventajas de la tecnología).
Sex Coach U ofrece cursos a distancia en categorías de básico, profesional, avanzado, académico o master. Pero no se emocione, no es una fábrica del amante perfecto. Se trata de capacitar a especialistas que puedan orientar a otras personas, y para ello, el primer paso es que se revise la propia sexualidad: sus miedos, sus tabúes, sus verdaderos gustos, sus prejuicios. Sólo así podrá iniciar el proceso de aprendizaje acerca de las principales preocupaciones sexuales, entre ellas la disfunción eréctil, la eyaculación precoz, los problemas del orgasmo, las deficiencias en el deseo, la resolución de conflictos en la pareja, las discapacidades, el abuso sexual, el juego de roles o el poliamor
El o la coach también podrá detectar cuándo es momento de canalizar a la persona a un tratamiento médico o psicológico. En el caso específico de Sex Coach U, todo está basado en el método MEBES (por las siglas en inglés de mente, emociones, cuerpo, energía y espíritu), creado por la doctora Britton. Ella, a su vez, asegura que su enfoque se inspira en la ideología de organismos respetables en el campo de la sexología, como la Organización Mundial de la Salud, la Planned Parenthood Federation y SIECUS.
Si bien es un esfuerzo interesante y puede ayudar a mucha gente, debemos cuidarnos de no caer una vez más en el simplismo de que alguien venga a decirnos qué debemos hacer. Por eso me gusta que el coaching sexual sea un proceso de acompañamiento, donde cada uno descubra y explote su propio potencial.
Publicado originalmente por la Revista Cambio en: http://revistacambio.mx