Archivo diario: 28/08/2012

Un gran regalo… ¿desaprovechado?

Es algo tan ordinario que es casi natural que lo demos por hecho. O que no lo tomemos en cuenta tan frecuentemente como debiéramos. Ni que le demos la importancia que en realidad merece. Pero nunca está por demás un pequeño recordatorio.

Cada día, exactamente a las 00:01, inicia la cuenta. 24 horas. 1440 minutos. Para vivirlos. Día a día. No sé a usted, lector, lectora, pero a mi se me antoja una cantidad pequeñísima de tiempo. Pero que, sin embargo, y a pesar de su brevedad, es el regalo más grande que la vida nos guarda.

Cuando uno es consciente de que cada amanecer tiene una duración casi efímera, la vida adquiere un matiz distinto. Pero si uno va un poco más allá, si uno toma solamente un grado más de consciencia, y acepta que es un regalo finito, entonces la vida – el tiempo que dura -se vuelve el bien más precioso y más preciado que una persona puede tener.

De pronto, un día, durante alguno de esos 1440 minutos, el show se va a  terminar. Súbitamente ya no habrá más. Y, amigos, amigas, no hay vuelta de hoja.  No existe petición válida, ni prórroga justificada, ni ciencia o magia que lo pueda impedir. Esta vida se acabará – para todos.

Y entonces uno comienza a tener más y más esos incómodos momentos que ocurren cuando se piensa “ya será después”, sabiendo que es posible que no haya un después.

Los niños y los jóvenes no son conscientes de su propia mortalidad, pero conforme vamos envejeciendo – si, haciéndonos viejos, se dice – se va comprendiendo que la única diferencia que existe – sin importar raza, preferencia, nacionalidad o género – entre los humanos es la forma en la que se aprovechan esos 1440 minutos diarios.

¿En verdad habrá tiempo para todo? ¿Para estudiar, para amar, para viajar, para leer, para conocer, para acariciar, para hacer el amor, para permanecer quieto observando la noche? Cada una de las actividades que realizamos, TODAS SIN EXCEPCIÓN, consumen un tiempo de nuestro regalo. Es nuestra prerrogativa decidir cómo y en qué lo utilizamos.

Este escritor lleva más de quince minutos tratando de poner en claro sus ideas. Ustedes me están leyendo, empleando tres o cuatro, o diez minutos de su vida, mientras lo hacen. Y de eso se trata la vida. De realizar, de hacer, leer, escribir… La vida es comprar cosas a cambio de nuestro tiempo. NADA ES GRATIS. Todo cuesta, y no es dinero lo que se gasta. Es nuestra vida. Podemos comprar cosas buenas con nuestro tiempo. O cosas malas. Y aquí, cada quien pone el valor a cada cosa, buena o mala.

Keri Smith – un artista plástico de cierta trascendencia – alguna vez enlistó 13 puntos para vivir la vida, en lo que el llama “como un explorador”, ya que, al final, eso somos. Meros viajeros que recorren un espacio y un tiempo que, en algún momento, llegarán a su fin.

LA LISTA DE SMITH.

1.  Siempre mantente OBSERVANDO (observa, incluso, el lugar sobre el que estás pisando).

2. Considera TODO como si estuviera vivo y animado. Respétalo.

3. TODO es interesante. Mira detenidamente.

4. CAMBIA de dirección a menudo.

5. Observa por períodos largos. (Y también por períodos cortos).

6. Reconoce las HISTORIAS que se desarrollan a tu alrededor.

7. Encuentra los PATRONES. Haz las CONEXIONES.

8. Documenta tus observaciones (toma notas). Hazlo de muchas maneras.

9. No te predispongas.

10. Observa el movimiento.

11. Crea un diálogo personal con lo que te rodea. Habla con la naturaleza. Con las personas. Contigo mismo.

12. Busca el origen de las cosas.

13. Utiliza TODOS tus sentidos.

Y yo le añadiría un par de puntos más. Sencillos. Nada pretencioso. Nada nuevo.

14. AMA SIEMPRE. (Nada/nadie vale la pena tanto como para ser odiado).

15. VIVE TU VIDA COMO SI HOY FUERA EL ÚLTIMO DÍA.

Porque… ¿Qué tal que hoy lo fuera?

Veremos.

Les agradezco haberme permitido llegar hasta las cincuenta publicaciones de «La Retórica de lo Trivial». Gracias por leerme, por comentar mis letras, por estar ahí. Espero poder continuar con esta aventura. «Gastando» mi tiempo en este proyecto que ha sido uno de los más satisfactorios que me ha dado la vida.