Las fábulas son, básicamente, una clase de filosofía usando animalitos y situaciones chuscas como ejemplo. A ver si así aprendemos algo.
La fábula del león viejo.
Era una vez un león que ya había vivido más de la mitad de sus años.
Había sido cachorro juguetón, luego jefe de la manada, pero ahora ya paseaba por la sabana sin más preocupación que buscar algo que comer de vez en cuando y encontrar una sombra en la cual tirarse a dormir. Ya era un león viejo, pues.
Un día, mientras rondaba por la llanura, dos chacales jóvenes lo miraron pasar. Ambiciosos y fuertes, creyeron que podrían obtener un buen banquete de carne de león, que aunque vieja y correosa, igual saciaba el hambre.
Planearon el ataque. Se acercaron sigilosamente al león y se lanzaron sobre él.
El león, desprevenido y despreocupado, recibió un mordisco de uno de los atacantes adolescentes. Aunque lograron sorprenderlo, se repuso con rapidez. Quizá no tuviera la misma fuerza, pero poseía gran experiencia. Hizo un amague de ataque y, en el momento preciso, de un zarpazo le quebró la espina a uno de los chacales. El otro, viéndose solitario, trató de huir, pero el león le desgarró un costado con sus pocos dientes, dejándolo malherido.
Los atacantes, maltrechos pero vivos, suplicaron piedad al león: «Oh, poderoso rey. Perdona nuestras vidas. No somos nada ante tu majestad».
El animal viejo los miró y les dijo: «Ustedes no hubieran tenido misericordia de mi. Hubieran devorado hasta el tuétano de mis huesos si hubiera sido menos veloz y menos fuerte. Ahora serán la cena de las hienas«.
Y con sus afilados dientes, les aplastó el cráneo.
Ese fue el final de los dos chacales abusivos. Sus huesos fueron devorados por los buitres y hasta los pellejos fueron agujerados por los gusanos de la sabana.
La moraleja de esta fábula es que uno no debe olvidar que los leones viejos llegan a viejos por una razón.
No sé. Tengo el presentimiento de que durante los siguientes meses y años, vamos a necesitar expresar, compartir e impartir todas las clases de filosofía, ética y moral que podamos. Total, ¿qué es lo peor que podría pasar?
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Fotografía y texto: Rogelio Rivera Melo.
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Yo también soy el que soy. 
Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes) 