Archivo diario: 08/03/2017

A quién odiamos los mexicanos.

Por Rogelio Rivera Melo.

Las vicisitudes que suceden cuando, durante un banquete de bodas, los extranjeros le preguntan al invitado mexicano «¿Y en tu país a quién odian?”

Vine a New York a una boda: contrajeron nupcias un mexicano – que lleva años viviendo acá – y una muchacha ucraniana, una joven pareja que se decidió a apostar por el amor en un momento político que a otros podría parecernos incierto.

La ceremonia fue elegante, sencilla y privada, solamente para la familia cercana y los amigos íntimos de los recién casados.

Pero durante el banquete sucedió algo que no pude evitar, aunque ya me habían advertido: cuando estés en el extranjero – y por «el extranjero» se entiende «afuera de tu habitación» – nunca hables de fútbol, religión y política.

La cena, con comensales de al menos cinco países, transcurrió sin novedad hasta que a una mexicana – que no visita México desde quién sabe cuanto tiempo – tuvo la genial idea tratar de explicar el conflicto de la reforma educativa y el conflicto magisterial en nuestro país.

El muchacho de Bélgica parecía catatónico, un matrimonio estadounidense trató de seguir el hilo de la conversación, pero debo confesar que los mexicanos no pudimos comprenderlo, algo que está dentro de los parámetros, ya que ni siquiera los propios políticos en México lo han logrado.

Fue tal el revoltijo que se ocasionó que la conversación se saltó las trancas y aterrizó de panzazo en los hermosos pensamientos de Trump, el amor que le tienen los ucranianos a Putin y lo difícil que es vivir en los Estados Unidos no sólo cuando cuando se es migrante, sino cuando no se es blanco.

La plática se descontroló cuando en un momento determinado, la ucraniana me preguntó: «¿Y en México a quién odian los mexicanos?»

¿Cómo carajos se supone que un mexicano – dechado de ecuanimidad y amor por los habitantes de todas las naciones – conteste a eso de manera sincera?

¿Cómo explicar a los extranjeros que en México tenemos una relación de odio con casi todos pero que no lo decimos porque somos bien políticamente correctos?

Odiamos, antes que a nadie en el mundo, a los pinches gringos culeros que nos robaron la mitad de nuestro territorio y que ahora nos quieren atiborrar de las criaturas que están en el segundo lugar de nuestro ranking de odio: los mexicanos que se fueron de mojados pero que ahora ganan como gringos y a los odiamos porque nos miran para abajo pero a los que no podemos decir «ándele, cabrón, se hubiera quedado acá para sufrir como mexicano» porque nos dejan de mandar las remesas.

En el tercer lugar están los otros mexicanos: la paisanada de acá. Los que viven en La Condesa son odiados por hipsters, los que viven en Neza por nacos, los que viven en otro estado porque ahí hacen sus quesadillas con o sin queso, los de la otra colonia porque … mmm… bueno, pues porque son de la otra colonia. A los del norte los odian los del sur, a los de Campeche los de Yucatán y a los chilangos, los odian todos.

También están los migrantes de otros países en México. Nos quejamos por la manera en que los gringos tratan a los mexicanos en E.U., pero ni siquiera nos damos por enterados del modo en que nosotros tratamos a los que llegan, sin papeles, de Honduras, Guatemala, Colombia, Nigeria, Haití o Jamaica.

Odiamos a los políticos, a los policías y a los militares. Odiamos a los jueces, a los abogados, a los jefes y a los empleados.

Odiamos a todos en el pinche mundo. Pero no lo decimos, porque seguimos queriendo emular al único hombre que sigue siendo respetado – más no amado – aunque haya sido tres de las cosas más repudiadas en México, presidente, «indio» y político.

Y es que seguimos diciendo – de dientes para afuera – que el respeto a la derecho ajeno es la paz, cuando lo que en realidad queremos decir es que «mientras a mí no me jodan todos vamos a estar bien».

Y con eso terminé de contestar la pregunta de la parte ucraniana de la familia (por cierto, ella odia a los asiáticos y a Putin).

Otro invitado, un judío neoyorquino que vive con una estadounidense demócrata californiana cristiana desde hace cinco años, no podía dejar de reír. «Oye, Roy, deberías hacer esa rutina en un stand up show», me dijo.

«Tendrá que ser aquí en New York, mi amigo, porque la siguiente cosa que los mexicanos odiamos más que a los mexicanos migrantes es a un mexicano que dice la verdad», le contesté. Digo, por menos de eso han matado a más de cien periodistas en mi país.

Además, siendo honestos – ya así, bien sinceros – los mexicanos no odiamos a todos. Por ejemplo, los esquimales nos son indiferentes. Nomás con que no vayan a establecer una colonia Innuit en Metepec porque entonces sí. Eso no podríamos permitirlo.

Ya saben, hay que hacer que México sea grande otra vez.

Veremos.

Categorías: Retórica de lo Trivial | 1 comentario

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