Por Rogelio Rivera Melo.
Hace unas semanas, en nuestro intercambio epistolar, le pregunté al filósofo Jesús Eduardo Vázquez cuál sería el mejor modo de incluir a los fanáticos (de cualquier índole) en el diálogo.
Su respuesta giró en torno a la educación inclusiva desde las primeras etapas del proceso formativo del niño. A su vez, me pregunta de qué modo se puede educar a un niño en un ambiente en el que el diálogo sea una parte importante en su interacción social.
Aquí está mi respuesta:
Estimado Eduardo:
Trabajo con jóvenes recién egresados de las escuelas superiores y agradezco que se preocupen por inculcarles técnicas de alta gestión y liderazgo, pero me preocupa mucho notar que las ofertas educativas actuales los hagan creer que lo saben todo. Verlos adaptarse a la realidad del mundo laboral -cuando se adaptan- no es algo sencillo de soportar. Sobre todo cuando uno es el jefe gruñón.
Sócrates decía que el verdadero conocimiento se encuentra en aceptar que lo que uno sabe en realidad es nada. Al parecer, ese axioma se encuentra en desuso. Hoy cualquiera lo sabe todo. Y esa es una manera muy peligrosa de vivir.
Las tendencias educativas actuales obligan a las escuelas de todos los niveles a incrementar los contenidos en las áreas de Ciencias, Tecnología, Matemáticas e Ingeniería. Pocas instituciones le otorgan la importancia debida a la filosofía. Otras están incluso planeando suprimir de sus programas toda la currícula en el área de Humanidades.
Entonces… ¿Cómo mejorar la calidad educativa y el desempeño posterior de los estudiantes en los tiempos modernos? ¿Cómo motivarlos a integrarse en un diálogo constructivo y a generar una sociedad inclusiva?
Esas preguntas también las está haciendo la Education Endowment Foundation (EEF), una ONG británica que busca disminuir la brecha que existe entre los ingresos económicos de una familia y la calidad en la educación de los menores. Y la respuesta que ofrece es sencilla en su complejidad: Enseñémos filosofía.
La EEF dio comienzo a un programa en 48 escuelas para demostrar las ventajas de enseñar filosofía en los niveles de educación básica.
Los resultados del estudio (EFF study results) arrojaron conclusiones asombrosas:
Una sola clase de filosofía a la semana incrementó el desempeño escolar de 3,000 alumnos de 9 y 10 años en las áreas de matemáticas y literatura. También se observó un mayor desempeño en la auto-confianza y las habilidades de comunicación, así como una mejor capacidad de socialización en los participantes. Como beneficio adicional, los alumnos que más avance mostraron fueron los que iniciaron el programa con menores calificaciones.
El programa comprende la participación semanal de los alumnos en discusiones dirigidas sobre conceptos filosóficos como el civismo,la justicia, la verdad y la amistad en sesiones de 40 minutos. En ese período se incluye un tiempo de reflexión personal sobre el tema, una sesión de preguntas y respuestas, así como un debate sobre las opiniones e ideas de los demás.
También se midieron los alcances de los beneficios, apreciándose un efecto positivo posterior en las actitudes y actividades que llegó a tener una duración de hasta dos años después de la finalización del programa.
«Se les proporcionó a los alumnos una herramienta nueva para mejorar sus capacidades de pensamiento lógico y la expresión de sus ideas», dice Kevan Collins, director de la EEF. » Nuestro objetivo es ayudar a los niños a razonar, formular y realizar preguntas, entablar conversaciones constructivas y a desarrollar argumentos que puedan defender y modificar de acuerdo a una participación con los demás «.
Y eso, Eduardo, estimado lector, querida lectora, es lo que tanta falta nos hace, no solamente en este país, sino en el mundo.
Es por eso que la filosofía puede y debe ser una herramienta más para la educación de los ciudadanos. Una y realmente sea utilizada.
Espero que los sistemas educativos tomen en cuenta estos resultados. Y si no lo hace nadie más, al menos, te invito, lector, lectora, a que lo utilices para tu beneficio, el de tu familia y el de la sociedad. Lee un libro de filosofía. Motiva el diálogo inteligente, respetuoso e inclusivo.
Ten la seguridad de, aunque no lo sabemos todo, siempre podemos investigar sobre el tema. Cualquiera que éste sea.
Y a ti, Eduardo, te solicito que nos recomiendes una lectura sobre filosofía para principiantes. Desterremos la creencia popular de que la filosofía es aburrida. ¿Te parece bien?
Esperamos tu pronta respuesta.
Veremos.
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