Cada 15 de septiembre, en México festejamos que un ultra conservador de la derecha lideró una marcha popular, que inició tocando las campanas de la iglesia católica.

Entre los organizadores hubo varios personajes «fifís» que solamente buscaban recuperar los privilegios que los gobernantes en turno les habían negado aunque juraban que eran los mejores reyes del mundo.
Valiéndose de la violenta turba que los seguía porque traían como slogan de campaña «¡Muera el Mal Gobierno!» y como ícono a la Virgencita de Guadalupe, los citados rijosos incendiaron puertas, pintaron paredes, quemaron patrullas del gobierno. Hicieron un desmadre tal que, al final, los revoltosos se murieron toditos.
Pero la llama seguía encendida. Y uno de los gobernantes a los que querían quitar, viendo que» había futuro» en el movimiento, decidió cambiarse de bando y apadrinarlo.
También lo fusilaron.
Eso festejamos hoy.
«Muerte al mal gobierno!
Pero sobre todo, que Viva México. Mil veces. Por siempre.
Me pregunto qué diría el gobierno actual de exigencias como las que hizo Hidalgo en su momento.
Veremos.