El capitán George Pollard sobrevivió a dos naufragios. Lo que para unos puede ser una gran bendición, para otros puede ser toda una tragedia.
El 16 de noviembre de 1820, un miembro de la tripulación del barco ballenero Essex observó un chorro de vapor surgiendo del océano y dio el grito de alerta: «There she blows!» Una gran manada de ballenas se encontraba dentro del alcance de sus botes.
En ese instante, los tripulantes se pusieron a la obra, tomaron sus arpones, descendieron a las lanchas y se lanzaron hacia un grupo de cachalotes con la intención de cazarlos para obtener el preciado «esperma de ballena» – que en realidad es un aceite, no el esperma, producido por los cachalotes y que era utilizado para fabricar ungüentos, cremas, lubricantes industriales y cera fina para las lámparas.
Durante la cacería, un gran macho de más de 25 metros, hizo algo fuera de lo común: pasó de ser la presa a ser el cazador. Con impresionante fuerza se lanzó sobre el casco del Essex en un par de ocasiones, creando un acceso de agua en el barco. Los tripulantes apenas tuvieron tiempo de desembarcar las raciones de emergencia y abordar las lanchas balleneras antes de que el Essex se hundiera en el océano Pacífico, a más de 2,500 kilómetros del continente americano.

Bosquejo de Thomas Nickerson’s del ataque de la ballena al Essex via Nantucket Historical Association
La trágica historia del naufragio (con sus episodios de canibalismo y locura) fue contada por el Primer Oficial Owen Chase al novelista Herman Melville. Esta narración sería la base para su Moby Dick.
En 2015 se estrenó la película «El corazón del mar», sobre las experiencias de Owen en el Essex. Pero en ella no se menciona lo que sucedió con George Pollard, su capitán, después de regresar a Nantuckett, de dónde había zarpado el Essex.
De manera inverosímil, a su regreso a Nantuckett, a Pollard le ofrecieron un nuevo empleo como capitán del «Two Brothers«, otro barco ballenero.
Pollard decía que la verdadera razón por la que le habían asignado otro navío era la consigna popular de que «un rayo no cae dos veces en el mismo lugar”. Falso. En 1823, el Two Brothers también se hundió. El capitán tuvo que ser sacado del barco por la fuerza.
La historia del Essex puede ser tomada como un recordatorio de humildad: El ser humano, por más infalible que se crea, no tiene control alguno sobre los acontecimientos que suceden durante su vida.
Cuando creemos que todo está bien y bajo control, siempre pasa algo completamente inesperado. ¿Y qué nos queda por hacer? Simplemente aceptarlo y tratar de hacer el mejor papel posible.
Pollard sobrevivió a dos naufragios. Lo que para unos puede ser una gran bendición, para otros puede ser toda una tragedia. No sé si para Pollard haya sido una u otra. Pasó el resto de su vida como guardafaro en Nantuckett.
Espero que haya sido una vida feliz.
Veremos.
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