Un Trump para todos

Mañana es la votación para elegir presidente en los Estados Unidos.

Y de todo el teatro que se ha generado en torno a este suceso político, a mi me intriga algo: ¿cómo es que muchas personas en el mundo se han manifestado en contra del candidato republicano Donald Trump, pero se quedan callados cuando se trata de hacerlo a nivel local, con políticos igual de corruptos, nefastos, racistas, machistas y populistas que el hombre de color naranja?

¿Cuáles son las razones que hacen que millones de personas puedan identificar a un tipo tan desagradable e inhumano como Trump cuando lo miran de lejos, pero que no logren desenmascarar a uno que los llevará, de manera directa, por caminos y rumbos de sufrimiento y despojo?

Estoy convencido de que en la mayoría de países del mundo hay gente como Donald Trump. Es más, tengo la seguridad de que en cada pueblo hay un tipo que con mucha labia y poca moral puede envolver a los demás. El problema, a mi parecer, es que esos mismos personajes se antes se convertían en parias por el repudio social, ahora son candidatos a puestos de elección popular.

Cada pueblo tiene un Trump. Hay un Donald para todos. Eso no me preocupa. Pero encuentro perturbador que los Donald Trump del mundo sean elevados hasta niveles en que sus actos se vuelven legales por la aceptación popular.

Los estándares morales y éticos de la base social se han visto tan decaídos que la medida establecida por Trump es la que rige una de las elecciones más cerradas en la historia de los E.U.A.

Así que el problema no está en la existencia de personas corruptas, sino en los que votan por ellas.