La Retórica de lo Trivial XCVIII Por Rogelio Rivera Melo
12 de Agosto. Aniversario del natalicio del científico austríaco Erwin Schröedinger. Su gato puede estar feliz de festejarlo. O no.
Erwin Schrödinger, para ejemplificar el carácter no intuitivo de la teoría cuántica (teoría física basada en la utilización del concepto de unidad cuántica para describir las propiedades dinámicas de las partículas subatómicas y las interacciones entre la materia y la radiación), expuso un famoso experimento teórico en el que se coloca en el interior de una caja opaca un gato hipotético con un átomo de una sustancia radiactiva unido a una ampolla de ácido cianhídrico. Si la partícula se desintegra en el plazo de una hora, pone en marcha un mecanismo que rompe la ampolla y envenena al gato. Si no sucede así, el gato vive.
Hasta aquí todo es lógico. Al finalizar el experimento veremos al gato vivo o muerto. Y por tanto se crea un 50% de probabilidades de que suceda una cosa o la otra.
Pero la cuántica desafía nuestro sentido común. Al no poder determinar lo que sucederá, no hay más elección – desde el punto de vista científico – que considerar un gato 100 % vivo y uno 100 % muerto. Al mismo tiempo.
(Aquí es donde uno cierra los ojos brevemente y pregunta «¿Cómo es eso posible?»)
Si usted, lector, lectora – comprende la teoría cuántica de manera medianamente genial, le agradeceré compartir con todos los demás un resumen. Envíelo a heroismoagonizante101@gmail.com y lo publicaremos.
Erwin ganó el Premio Nobel de Física en 1933. Y como diría Stephen Hawking en relación a este experimento: «No se pueden predecir los acontecimientos futuros con exactitud, si uno no puede medir siquiera el estado actual del universo con precisión».
Sé que alguno de ustedes se preguntará por el gato. Teóricamente, ningún gato murió durante sus experimentos. Desafortunadamente, todos los gatos murieron también.
Veremos.
Yo también soy el que soy. 
Heroísmo Agonizante 101 (Sólo para principiantes) 