«¿Un asesino en serie? Imposible, somos soviéticos». Justo así sonó la 4T hoy.
El caso de la niña Fátima Cecilia, sustraída por desconocidos y asesinada de manera aberrante, ha causado un gran impacto en la sociedad mexicana.
En las declaraciones del presidente López sobre el caso, AMLO manifestó que los feminicidios, como el de la niña Fátima, «son producto del egoísmo que dejó el neoliberalismo, por eso ciudadanos, iglesias y el propio Gobierno deben hacer un esfuerzo en conjunto para tener una sociedad mejor».
Esas declaraciones me remontan al caso del infame «Carnicero de Rostov«, Andrei Chikatilo, quien durante 8 años asesinó a más de 50 mujeres y niños en la Unión Soviética.
Cuando el investigador forense Viktor Burakow, encargado del análisis de los cuerpos transmite al Politburó sus hallazgos y la sospecha de que se trata de un asesino serial, los políticos soviéticos contestan con una frase que bien pudo argumentar el presidente López hoy:
«¿Un asesino en serie? Imposible, somos soviéticos». Según ellos, el asesinato a ese nivel es un «fenómeno occidental decadente» causado por el capitalismo yanqui.
Y pues no.
No hay nada nuevo bajo el sol. Mucho menos para los gobiernos que «cuidan su prestigio» jugando de acuerdo al librito.
La verdad que no tengo idea de lo qué están pensando en el gobierno cuando ven que en el país se está encendiendo una hoguera cuyo fuego se aviva con los cuerpos de las mujeres.
Esa llama no se va a apagar con el químico de mil extintores.
Y a la larga, lo va a quemar todo.
Veremos.
* * * *
Texto: Rogelio Rivera Melo.
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